Los vinos de la denominación de origen Lanzarote se caracterizan por tener un marcado sabor volcánicomineral perfectamente equilibrada con la acidez relativamente alta que presentan.
Existe gran diversidad de variedades viníferas con predominio de las variedades blancas, y dentro de éstas la malvasía volcánica es su mayor representante. Se trata de una variedad autóctona, mayoritaria en la denominación de origen Lanzarote, perfectamente adaptada a las condiciones edafo-climáticas de la isla y en la que el binomio acidez-sabor volcánicomineral viene a determinar por extensión la característica diferenciadora de estos vinos.
No cabe duda, en un clima subdesértico, como el de Lanzarote, agudizado por los abrasadores vientos saharianos y en una tierra de naturaleza volcánica, el fomento de la viticultura como un ser vivo requiere agudez, tesón y originalidad. De ahí que sean los viñedos más singulares de la geografía española, unos enterrados en hoyos en forma de embudos, para que las raíces encuentren tierra fértil, otros protegidos de los vienos por muros semicirculares de piedra volcánica. Todos, en cualquier caso acolchados por una capa de ceniza volcánica (picón o lapilli), para que retenga la humedad ambiente.
Esta forma de cultivo, hace viable la supervivencia de las vides en un suelo volcánico y ha permitido la presencia de una variedad autóctona, la malvasía volcánica y la adaptación de las variedades viníferas, que proporcionan vinos en los que el equilibrio volcánicomineral-acidez está perfectamente conseguido y constituye la característica diferenciadora del vino de Lanzarote.